Bajo el título provisional de “EL SOMNI DE L’ ESPERIT HUMÀ” ( expresión utilizada por el filósofo alemán Ludwig Feuerbach para definir el concepto de religión ) se proyecta una exposición de objetos históricos y, fundamentalmente, artísticos que den razón del conjunto de creencias, convicciones y sentimientos religiosos que anidan y han anidado en la esfera privada del individuo, y en los ritos, doctrinas, costumbres y prácticas religiosas que han conformado la sociedad.
Entendiendo que el “hecho religioso” individual o colectivo tiene plena vigencia en la actualidad en tanto que necesidad y, a la vez, voluntad de explicar el mundo visible y el propio ser humano, la exposición se propondrá indagar en los orígenes, genealogía y evolución de sus estructuras y de sus mecanismos de significación a lo largo de la historia.
Aunque ninguna fórmula restrictiva puede esclarecer por si misma la laberíntica complejidad del hecho religioso, dentro del amplio campo metodológico en el que desde el siglo XVIII se han desarrollado estos tipos de análisis ( historia comparada de las religiones, crítica de la religión, sociología de la religión, psicología de la religión, etc.), “EL SOMNI DE L’ ESPERIT HUMÀ” planteará su discurso expositivo a partir de la sociofenomenología de la religión, es decir, a través de la presentación objetual de las tipologías que de una manera más o menos uniforme se han dado en las distintas religiones.
Se intentará, pues, paliar la a-historicidad que se ha achacado a la fenomenología de la religión iniciada por P.D. Chantepie y desarrollada , entre otros, por Rudolf Otto y Mircea Eliade, considerando que el hecho religioso , a pesar de que en su experiencia y objetualización “de lo sagrado” muestre claras analogías transculturales, no es algo aislado ni representable de manera singular, sino un fenómeno solidario con las condiciones sociales, políticas y económicas de cada época.
En el estricto ámbito de lo expositivo, este planteamiento comportará conjugar interespacialmente, las analogías transculturales de “lo sagrado” propias de las llamadas grandes religiones históricas ( judaísmo, cristianismo, brahmanismo, budismo, confucianismo, islamismo, maniqueísmo, taoísmo, etc.) con las coordenadas epocales que revelan la posición del ser humano ante la totalidad de lo visible . Ello llevará a integrar las diversas modalidades de “lo sagrado” en un sistema histórico coherente en el que deberá tener presencia, aunque sólo sea de manera referencial, “lo profano”.
Las analogías transculturales de lo “sagrado” (desde lo celeste hasta el omphalos o centro del mundo, pasando por las teofanías, los lugares y los mitos) rebasan con mucho el discurso de una exposición que por sus propias y múltiples limitaciones ( desde las espaciales a las económicas) exige una drástica labor de síntesis, y por su recorrido museográfico una cierta linealidad.
Ello, en principio y a expensas de una sopesado proyecto, hace pensar en una exposición “no indiferente” al museo/contenedor de la muestra, en este caso, al MNAC, sino en una exposición que, a partir de un espacio discursivo propio, se desarrolle, en la medida de lo posible, en diálogo con los intersticios culturales que emergen de las colecciones permanentes del MNAC. Este diálogo permite pensar en una exposición que como tal, no exceda de las 100 piezas u objetos histórico/artísticos.
Dado el carácter transcultural y, a la vez, multicultural de tales piezas, la exposición no se supone, sin embargo, de por si autosignificativa, lo cual exige un cierto- aunque no desmedido- aparato didáctico/documental informativo y , a la vez, decodificador de significados. En cualquier caso este aparato no debe alterar el carácter voluntariamente “mudo” de la exposición, sino crear información paralela en espacios no convergentes con los estrictamente expositivos.
Barcelona a 2 de diciembre de 2001/Joan Sureda i Pons